domingo, 10 de noviembre de 2013

Gemas

Una vez más comenzamos separándonos en equipos, se nos pidió crear una porra, lo cual resalto más la unidad de cada uno y potencio la "rivalidad" entre los cuatro equipos.
Nos pidieron que por cada equipo pasara un representante al centro, que rodeáramos una mesa en donde estarían puestas 10 gemas, y cuando se nos ordenara tomáramos las gemas. Claro que todo querían obtener el mayor número así que se agandallaron unos y los más lentos se quedaron con uno o con ninguna. 
Siguieron pasando los equipos y nos dimos cuenta que en realidad el objetivo no era agandallarnos desde un principio, si no ser jugadores responsables y consientes, pues si dejábamos en la mesa alguna piedra esa en la segunda ronda se duplicaba, si dejábamos 6 tendríamos 12 tercera ronda, y si dejábamos 4 tendríamos otras 4 en la cuarta; de esta manera todos tendríamos más y más gemas cada ronda en lugar de quedarnos con una o ninguna desde la primera vez.
Fue algo tardado para que nos diéramos cuenta de eso pero casi al final de las 10 rondas logramos el objetivo final, que todos los equipos obtuvieran el mismo número de gemas, esto gracias a que nos organizamos, nos solidarizamos y pudimos entender que lo más importante no es llevarse todo a la bolsa desde la primera vez, pues esto repercute en los demás, en este caso nuestros compañeros. Esto significa que nosotros nos salvaríamos y ellos morirían si por ejemplo se tratase de comida. 
La analogía seria si tenemos semillas de maíz y nos lo comemos todo este año, el que sigue moriremos de hambre pues no dejamos semillas para volver a sembrar y cosechar, en este caso es lo mismo, esas gemas que dejamos aunque al principio estaban solo pocas despues de unas rondas se multiplicaron beneficiando a todos. 
Entonces la enseñanza que me llevo es que al principio del juego solo pensamos en nuestro bien, en el de nuestro equipo sin reparar en que todo el grupo es en si un equipo. Nos fijamos solo en el presente y no visualizamos el futuro, no nos dábamos cuenta de que las decisiones que tomábamos en el momento dos o tres ronda después nos podían beneficiar o perjudicar, pero así fue el juego, supongo que eso tenía que pasar, pues no podíamos habernos dado cuenta desde el primer round, aunque las instrucciones ya habían sido explicadas. A veces los juegos de Luis Gerardo son engañosos y uno ya no sabe que esperar pero como siempre, tienen un mensaje que dejarnos y nosotros tarde que temprano agarramos la idea.


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